Barranquilla, julio 25 de 2016.
Actividad: Afianzo mi ortografía.
Grado: 7o. Imprime el fragmento y anexa con la actividad en tu carpeta.
Responsable: Lic. Ana del Carmen Montes.
Fecha de entrega: AGOSTO, 1.(Primero)
Lee el siguiente fragmento y resuelve la actividad.
1. Selecciona dos ideas principales de cada párrafo.
2. Selecciona las palabras desconocidas y busca su significado.
3. Cual crees que es la intención del autor?
4. Escoge 5 palabras de la lectura y escribe oraciones con la letra S
Pantaleón y las visitadoras.
Sí, pues, antes de entrar a Pantilandia estuve de "lavandera", como dijiste, y después donde Moquitos. Hay quienes se creen que las "lavanderas" ganan horrores y se pasan la gran vida. Una mentira de este tamaño, Sinchi. Es un trabajo jodidí, fregadísimo, caminar todo el día, se le ponen a una los pies así de hinchados y muchas veces por las puras, para regresar a la casa con los crespos hechos, sin haber levantado un cliente. Y encima tu cafiche te muele porque no has traído cigarrillos. Tú dirás para qué un cachife, entonces. Porque si no tienes, nadie te respeta, te asaltan, te roban, te sientes desamparada, y, además, Sinchi ¿a quién le gusta vivir sola, sin hombre? Sí, me desvié otra vez, ahora hablo de eso. Era para que sepas por qué, cuanod de repente se corrió la voz que en Pantilandia daban contratos con sueldos fijos, domingos libres y hasta viajes, bueno, fue la locura de las "lavanderas". Era la lotería, Sinchi, ¿no te has cuenta? Un trabajo seguro, sin tener que buscar clientes porque había para regalar, y encima tratadas con toda consideración. Nos parecía un sueño, pues. Fue la atropellada hacia el río Itaya. Pero aunque todas volamos, sólo había contratos para unas pocas y nosotras éramos un chuchonal, ay perdona. Y, además, con la Chuchupe de jefaza ahí, no había manera de entrar.
El señor Pantoja le hacía caso a todos sus consejos y ella siempre prefería a las que habían trabajado en casa de Nanay. Por ejemplo, a las que venían de la competencia, los bulines de Moquitos, las aguantaba y les ponía toda clase de peros y les cobraba unas comisiones bárbaras. Y a las "lavanderas" todavía peor, nos desmoralizaba diciendo al señor Pantoja que no le gustan las que vienen de la calle, como las perritas, sino las que han trabajado en domicilio conocido. Quería decir casa Chuchupe, claro. Desgraciada, me estuvo cerrando el paso lo menos cuatro meses.
Sí, pues, antes de entrar a Pantilandia estuve de "lavandera", como dijiste, y después donde Moquitos. Hay quienes se creen que las "lavanderas" ganan horrores y se pasan la gran vida. Una mentira de este tamaño, Sinchi. Es un trabajo jodidí, fregadísimo, caminar todo el día, se le ponen a una los pies así de hinchados y muchas veces por las puras, para regresar a la casa con los crespos hechos, sin haber levantado un cliente. Y encima tu cafiche te muele porque no has traído cigarrillos. Tú dirás para qué un cachife, entonces. Porque si no tienes, nadie te respeta, te asaltan, te roban, te sientes desamparada, y, además, Sinchi ¿a quién le gusta vivir sola, sin hombre? Sí, me desvié otra vez, ahora hablo de eso. Era para que sepas por qué, cuanod de repente se corrió la voz que en Pantilandia daban contratos con sueldos fijos, domingos libres y hasta viajes, bueno, fue la locura de las "lavanderas". Era la lotería, Sinchi, ¿no te has cuenta? Un trabajo seguro, sin tener que buscar clientes porque había para regalar, y encima tratadas con toda consideración. Nos parecía un sueño, pues. Fue la atropellada hacia el río Itaya. Pero aunque todas volamos, sólo había contratos para unas pocas y nosotras éramos un chuchonal, ay perdona. Y, además, con la Chuchupe de jefaza ahí, no había manera de entrar.
El señor Pantoja le hacía caso a todos sus consejos y ella siempre prefería a las que habían trabajado en casa de Nanay. Por ejemplo, a las que venían de la competencia, los bulines de Moquitos, las aguantaba y les ponía toda clase de peros y les cobraba unas comisiones bárbaras. Y a las "lavanderas" todavía peor, nos desmoralizaba diciendo al señor Pantoja que no le gustan las que vienen de la calle, como las perritas, sino las que han trabajado en domicilio conocido. Quería decir casa Chuchupe, claro. Desgraciada, me estuvo cerrando el paso lo menos cuatro meses.
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